Soy un simple hombre,
al igual que todos complicado
nunca se si grito con razón,
pero vivo entre un sin fin de sin razones.
Soy un incomprendido soñador,
un iluso cabreado con la poca esperanza del mundo.
Mi madre decía, "búscate un futuro",
mi madre gritaba, "no se puede vivir de los sueños",
y yo sigo llorando al imaginarme sin ellos.
He pasado mi vida intentando evadirme de la realidad, y nunca pude conseguirlo, he roto hojas y hojas, de intentos fallidos de plasmar en papel el odio que esas falsa realidad ha hecho crecer en mi alma.
Un día lo conseguí, y al releer lo que yo mismo había escrito, descubrí, que el miedo de los demás mató mi esperanza y su muerte cargaba a mis espaldas, y eso era, lo que causaba todo el odio que sentía en mi interior.
Los golpes que recibí se convirtieron en mis fuerzas de seguir, y las criticas destructivas pasaron a ser mi primer objetivo.
Me transformé, pasé de ser el pringado de turno, a ser conocido por todos, y demostré, que soñar, era la única manera de seguir vivo.
Luchar por nuestros sueños es lo que nos mantiene vivos, es inútil, fingir que algo es imposible, porque en el fondo de nuestro corazón sabemos que nada lo es.
Lo único imposible, es no preguntarse que hubiese ocurrido si hubiésemos intentado cumplir nuestros sueños
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